Para este par de niños del Cerro 18, robarle a la Bolocco fue un juego. Ella no es para ellos un ser humano que sufre, llora o necesita plata. Como para el paparazzo que la pilló marroquineando y para los miles de chilenos que compramos la revista con las fotos, la Bolocco es una figura irreal. Solo cartereándola podían acercarla a su vida.
Esposa de ex presidente, reina de un universo en que ellos no caben, para los niños del Cerro 18 quitarle algo es como pedirle un autógrafo o aplaudirla. Es una manera de decir que existen. Que sus manos, sus escuetos cuerpos rocen las estrellas.
La Bolocco se metió violentamente en sus vidas para recordarles todo lo que nunca será suyo. La tele los ha hecho sospechosos, se burla de cómo hablan, comen o piensan. Una alcaldesa tan rubia como la Bolocco quiso construir un muro para separarlos de la gente. Antes de ser borrados, erradicados, estos niños intentan -de la manera más tonta que existe- rebajar a la Bolocco a altura humana.
Intentan, como Prometeo, robarles el fuego a los dioses y tontamente se queman. Culpablemente, olvidan que después vienen los cuervos, la cadena, la cárcel y la culpa. Olvidan que al robar se roban antes a ellos mismos, aumentan el derecho a ser violentados, olvidados, condenados.
Definitivamente!!! Tratando de alcanzar lo inalcanzable.....
Y en este juego ya sabemos kienes pierden y perderán siempre.
Los ricos seguiran siendo mas ricos y los pobres cada vez mas pobres.....
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